El juicio contra el fraile de O Cebreiro acusado de abusos sexuales a dos menores finalizó este miércoles. Una de las víctimas afirma que las relaciones fueron consentidas
El juicio contra José Quintela Arias, el fraile que durante cuatro años atendió el santuario de O Cebreiro, finalizó este miércoles con los alegatos de las partes, que mantuvieron sus peticiones iniciales. La Fiscalía solicitó 17 años de cárcel para el religioso y no modificó sus conclusiones a pesar de que la menor -que declaró el martes a puerta cerrada- reconoció que las relaciones sexuales que mantuvo con el acusado fueron “siempre consentidas”.
Según trascendió ayer durante la recta final del juicio, la chica, que cuando sucedieron los hechos tenía 16 años, declaró que nunca se sintió coaccionada por el fraile para realizar prácticas sexuales y dijo que jamás recibió dinero del acusado a cambio de sexo. Según explicó, el fraile ayudó económicamente a la familia en alguna ocasión, pero siempre al margen de la relación que ellos mantenían.
La fiscal: “Hay un abuso sexual con prevalimiento por la diferencia de edad, de formación, de coeficiente y de posición económica”
La fiscal, sin embargo, reconoce que las relaciones entre la pareja fueron consentidas, pero mantiene que se trataba de un “consentimiento viciado”. La acusación pública alega que hubo “un claro abuso sexual con prevalimiento”, debido a la “situación de superioridad” del acusado con respecto a la menor.
“La edad, por sí sola, no es suficiente para hablar de abuso, pero en este caso concurren múltiples factores. El acusado era un religioso bien considerado en la comunidad que daba dinero a la familia de la víctima y que tenía formación e intereses culturales, mientras que la menor vivía en el seno de una familia desestructurada y tenía un coeficiente intelectual bajo y una inteligencia próxima al límite. En este contexto, el acusado no necesitaba tener un comportamiento coercitivo para abusar de su superioridad”, explicó.
La representante de la Fiscalía considera también probado que el fraile de O Cebreiro abusó del primo de la menor -un joven de 20 años que tiene una discapacidad-, ya que el chico les contó inicialmente a los psicólogos de la Policía Judicial que el fraile le había realizado tocamientos y había intentado mantener relaciones sexuales con él, una versión que los peritos calificaron como “creíble y coherente”.
La defensa: “Para hablar de superioridad hay que probarlo, ya que José no era ni juez ni alcalde, era la última mona en la congregación”
Durante la jornada de ayer también prestó declaración otra joven -que en aquel momento también era menor- con la que el acusado se puso en contacto por Facebook. “Me dijo que necesitaba una amante y una consentida y yo le dije que conmigo no contara para nada de eso. Corté la conversación y no le di más importancia, pero cuando saltó todo esto lo bloqueé”, dijo. La fiscal insistió en el hecho de que el acusado “no tuviera conversaciones con gente de su edad, sino únicamente con chicas mucho menores que él y de un entorno similar”, dijo.
Para la letrada de la defensa, las pruebas practicadas en el juicio no desvirtuaron en ningún momento la presunción de inocencia del acusado. “Para hablar de prevalimiento o de superioridad, hay que demostrarlo, y en este caso no existe. La menor era una persona totalmente consciente y libre que mantuvo relaciones consentidas con un hombre. No había ningún tipo de superioridad porque el acusado, en el pueblo, no era ni el juez ni el alcalde, solo era un fraile franciscano que limpiaba la casa y atendía a los peregrinos. En la congregación era la última mona”, dijo.
La defensa: “Fue en contra del voto de castidad y pudo hacer cosas que no nos gusten, pero una cosa es pecado y otra es un delito”
La letrada insistió en que su defendido realizó conductas que pueden merecer un reproche moral, pero no penal. “Ha ido en contra del voto de castidad, pero eso es algo que tendrá que solucionar él. Pudo haber hecho cosas que no nos gusten, pero hay que pensar que una cosa es un pecado, y otra cosa es un delito”, alegó.
La defensa del fraile considera que José Quintela tampoco cometió ningún delito de utilización de menores para la elaboración de material pornográfico, ya que fueron únicamente fotografías realizadas “con el consentimiento de ambos y para uso exclusivamente personal”. La fiscal, por su parte, insistió en que el hombre tenía guardadas en su móvil 23.000 imágenes de contenido sexual, de las que 144 eran de la menor. “No las borraba después de hacerlas, como él dijo, sino que las guardaba en una carpeta oculta junto a otras imágenes derivadas de la navegación por webs de contenido pornográfico”, explicó.
Tras escuchar a la fiscal y a la defensa, el tribunal le ofreció al acusado la posibilidad de ejercer su derecho a la última palabra. “Me siento inocente de todos los delitos, pero muy culpable por el escándalo que he formado”, dijo.