La Fiscalía solicita para él más de cinco años de prisión al considerar que el maltrato al que la sometía en su domicilio familiar de Guntín era constante, con insultos y amenazas
Un hombre fue juzgado este lunes en el Penal 2 como supuesto autor de varios delitos relacionados con la violencia machista, por los que la Fiscalía solicita en total cinco años y cuatro meses de prisión. Durante la vista testificaron las dos hijas de la pareja, que residía en una parroquia de Guntín, que confirmaron que vieron a su padre maltratar a su madre y dieron cuenta del mal ambiente que se vivía en la familia.
Las niñas confirmaron de este modo una de las principales acusaciones recogidas por el escrito de la Fiscalía, que describe cómo en el verano de 2012, cuando la familia regresaba desde Barreiros a Guntín tras pasar un día en la playa, se produjo una discusión. Él paró el coche y ella aprovechó para bajar; él salió del vehículo y “la cogió por detrás, la tiró al suelo, le dio patadas, le tiró del pelo” y la volvió a meter en el coche por el cuello, para continuar pegándole en el interior hasta causarle heridas en un ojo y en la boca y romperle un diente.
Las hijas eran todavía muy pequeñas en aquel momento, pero declararon que vieron los golpes. El acusado, por su parte, alegó que tuvo que apartarla porque ella se lanzó a coger el volante con la intención de que se salieran de la carretera.
El acusado, dice la Fiscalía, la llamaba “porca morta de fame” y la amenazaba para crear “un ambiente de dominación y miedo”
La niñas, además, describieron el mal ambiente que reinaba en el domicilio familiar durante la mayor parte de la relación, con constantes broncas en los que ambos miembros de la pareja se insultaban.
UNA CONSTANTE. La madre finalmente presentó su primera denuncia en 2017, el día que, según el escrito de acusación del ministerio público, él la agarró por las muñecas en mitad de una discusión “la zarandeó y la empujó contra la pared, causándole pequeñas erosiones” que requirieron asistencia médica.
“Tales hechos, lejos de ser esporádicos”, escribe la Fiscalía, “fueron una constante a lo largo de la relación sentimental, en la que el acusado, con intención de perturbar la paz familiar, sometió a la víctima a continuos insultos, vejaciones, amenazas, siendo habitual que la llamara “puta, morta de fame, porca”, que la amedrentara con expresiones como “de min non te vas rir, antes mátovos a todos”, así como que la agarrara por los brazos y la zarandeara, creando un ambiente regido por la dominación y el miedo”.
Como consecuencia de esta situación, la mujer tuvo una crisis de ansiedad y desde ese momento está a tratamiento con antidepresivos y ansiolíticos. La víctima sufre un trastorno ansioso depresivo, asociado a un síntoma de estrés postraumático.
El acusado, por su parte, negó haber agredido a su pareja y enmarcó los posibles insultos dentro de las peleas que tenían, en las que ella también le habría insultado. Por esto, su defensa pidió la libre absolución, basándose además en algunas contradicciones en el testimonio de la mujer con respecto a los informes periciales.
No obstante, la representante de la Fiscalía mantuvo su petición de penas inicial: diez meses de prisión por un delito de lesiones en el ámbito familiar; dos años y medio por otro delito de lesiones y otros dos años por malos tratos habituales. En los tres casos, con orden de alejamiento de más de 500 metros y prohibición de acercarse o comunicarse con la víctima durante años.
La acusación particular añade además un delito de amenazas por el que pide otro año de prisión.