“Non se concibe no ano 2020 pasar tres días sen subministración eléctrica”, comentaba este lunes Suso García Sarceda, propietario del restaurante A Marronda, en O Cádavo. Sus mesas estaban ocupadas por algunos comensales gracias a un generador que le permitió mantener las puertas del establecimiento abiertas.
La experiencia ya lo había preparado para situaciones así. Con nevadas como las del fin de semana, que hicieron su aparición de manera excepcional en muchos puntos de la provincia, pero que cada año son habituales en este municipio, la capitalidad de Baleira pierde el suministro eléctrico. “Un día, ou día e medio como moito”, precisó García.
Sin embargo, desde el viernes al mediodía hasta este domingo a las 19.00 horas, la mitad de la villa estuvo sin electricidad, y la mitad de sus vecinos, desesperados. Según estimó la empresa encargada del suministro, Naturgy, este corte tan prolongado afectó a un total de 400 viviendas en la capitalidad.
María Consuelo Álvarez: “O único lugar onde puidemos estar foi na cociña, a carón da lareira, porque o corte da luz nos deixou sen calefacción”
El generador de Suso García hizo, sin embargo, que su historia fuese amable dentro de la adversidad. No pueden decir lo mismo las decenas de vecinos que viven en la urbanización Val do Eo. Todos los servicios de estos pisos de nueva construcción, desde la calefacción hasta la cocina, funcionan con electricidad. También ellos suelen quedar sin luz cuando nieva, pero nunca tanto tiempo. Muchos con niños pequeños, con frío en las viviendas y sin poder preparar comida caliente, estaban desesperados. Otros llegaron incluso a abandonar la urbanización y trasladarse a casa de sus familiares en distintas aldeas en las que, por lo menos, disponían de cocinas de leña.
CASTROVERDE. La situación fue semejante para las trece casas de la aldea de Furís, en Castroverde, donde desde el viernes hasta el mediodía de este domingo estuvieron sin luz. La nieve suele hacer visita cada año en este lugar, pero pocas veces de manera tan abundante.
La reposición del servicio pilló a Alfonso Arias (en la foto) abriendo el acceso a su casa con una pala. Durante más de un día, su familia estuvo sin luz, sin cobertura y con la carretera obstruida por la nieve y el hielo. La batería de sus teléfonos se fue consumiendo, y cuando el estado de la vía lo permitió se desplazaron a Lugo para conseguir una batería.
“Estivemos completamente illados, e é posible que perdamos parte do conxelador”, lamentó Arias. Sin embargo, en esta aldea no pasaron frío, al disponer las casas de cocina de leña, una antigua tecnología que sí responde ante las nevadas.
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En la casa vecina, de Francisco Lago, tuvieron que servirse de la batería del tractor para iluminar a los becerros para que pudiesen mamar. Su padre, Ramiro Lago (en la foto), recordaba mientras tanto los días sin luz de su infancia con cierta resignación. Su madre, María Consuelo Álvarez, preparaba un cocido, con todas las ollas sobre la lareira, “o único sitio onde se pode estar agora, pois a calefacción deixou de funcionar“, decía. Sus hijos dejaron de ir a clase, y no pudieron continuar con las tareas que requerían red de internet, que dejó de estar disponible.
Eso sí, Lago vio la parte positiva: “Pasamos toda a tarde do domingo xogando ao tres en raia”, afirmó, y enseñaba esa caja de juegos que hoy ya es una rareza, tan grande como los 25 centímetros de nieve en ese municipio.
Fuente : www.elprogreso.es