Historia
Tres aspectos resumen los mayores atractivos de esta comarca: la naturaleza, que alcanza su más bello exponente en la Sierra do Ancares; la etnografía, representada por las singulares pallozas que constituyen excelentes reliquias arquitectónicas; y el Camino de Santiago. Inaccesibles y pintorescos, los grupos de casas que constituyen algunos aislados núcleos de Os Ancares, permanecen imperturbables ante el paso de los años. El riguroso invierno y las elevadas sierras, han guardado costumbres y modos de vida preservándolos de prisas, contaminaciones, ruidos y estrés.
Galicia, el país de los mil ríos, tiene aquí su emblema: tres cuencas principales corren paralelas, hacia el Norte el Navia, hacia el Sur el Neira y el Lor, disputándose afluentes, compitiendo en belleza, fascinación y magia con sus sinuosos y juguetones discurrires, creadores de magníficas cascadas, plácidos remansos, zigzagueantes meandros que apresuran sus vueltas al caudal mayor, chispeantes fervenzas, o mágicas fuentes. Cuenta la tradición que la fuente de los Enamorados, en la Campa de Barreiro, cerca de Degrada (Cervantes), posee cualidades mágicas, y así, cuando la pareja enamorada bebe tres veces de sus aguas, ocurre el sortilegio que hace que la relación finalice en desposorios.
Siguiendo rutas establecidas como las de Serra do Calamouco o Souto de Agüieira (en Becerreá), la Ruta do Val de Rao (en Navia de Suarna) o nuevas rutas que el visitante se proponga, llegaremos a bosques impregnados de magia, de los más preciados del viejo continente, donde asistir al otoñal cambio de hoja en que la vegetación nos sorprenderá con sus múltiples colores.
Llegaremos a un retorno al pasado con las ancestrales pallozas, imagen señera de la comarca, representantes más primitivos de nuestra cultura. Adentrándonos en bosques de tejos, abedules, acebos, robles o centenarios castaños, fauna y flora en su estado más puro se presentan ante nosotros: nutrias, ciervos, corzos, rebecos, lobos, martas, ginetas, garduñas, tejones, gatos monteses, armiños, jabalíes, ¿quizás algún oso? y, cómo no, el urogallo, emblema de la comarca. Azor, gavilán, cernícalo, ratonero, mochuelo, lechuza, cárabo, perdiz, completan la biodiversidad de Os Ancares.
Declarado Lugar de Importancia Comunitaria y Zona de Protección del Oso Pardo, tal vez la visita se vea recompensada y alegrada con el avistamiento, en su medio natural, de uno de estos magníficos y casi extintos ejemplares que todavía pueblan estas montañas. La Reserva Nacional de Caza, en la zona más oriental, así como los numerosos cursos fluviales, ofrecen un magnífico entorno donde cobrar buenas piezas.
Pero, ante los recursos naturales, no debemos menospreciar las obras que el hombre ha ido construyendo a lo largo de los tiempos, como los puentes que en Baralla cruzan en varios tramos el río Neira: el puente de Covas, de estilo románico, o el de Os Mazos sirviendo de vía de comunicación en el antiguo camino de Becerreá a Meira, de posible origen romano. Otros puentes a destacar en la Comarca por su alto interés monumental son los de As Pontes de Gatín y Cruzul en Becerreá y el de A Pobra en Navia de Suarna, que junto al castillo se convierte en su conjunto de excepcional valor. El castillo de Doiras en perfecto estado de conservación, el palacio de Doncos cuya torre permanece en románticas ruinas, la torre de Torés, el pazo de Quindous, o el castillo de Navia de Suarna, acondicionado para viviendas, son muestra de la arquitectura medieval en la zona.
Los poblados de O Cebreiro, y Piornedo, por su elevado interés etnográfico por la antigüedad y singularidad, han sido declarados “Conjunto Histórico Artístico” por lo que, desde hace años, están siendo beneficiarios de Planes de especial conservación. A estos se les ha añadido el pueblo de Coro de Rao que en estos momentos está siendo rehabilitado por idénticos motivos.
La riqueza natural, etnográfica e histórica se complementa con una gastronomía sencilla pero no por ello menos interesante en la que se incluye el queso de O Cebreiro, con Denominación de origen, que, acompañado de la miel de Os Ancares, elaborada desde antiguo a partir de la rica flora de estos bosques, deleitará a más de uno. La androlla, el botelo, los chorizos o el jamón que formaban parte de la alimentación cotidiana de estas tierras y a los que se reservaba un amplio espacio en la lareira en previsión de los duros inviernos en que la nieve incomunicaba estas poblaciones, vuelven hoy, igual que antaño, a protagonizar la cocina ancaresa. La Festa Anual de Exaltación de la Androlla ofrece, desde hace algunos años, la degustación de este producto en Navia de Suarna; la época es el domingo de Carnaval.
La abundancia de casas de turismo rural en la comarca ofrece una visita apacible, cuidada y entrañable, donde pasado y presente conviven en perfecta armonía, integrados en la sempiterna naturaleza. Las rutas a caballo o en bicicleta, los paseos a pie, pondrán a nuestro alcance todo un paraíso conservado desde tiempos remotos donde el natural aislamiento ha creado y preservado un magnífico entorno.