Los magistrados consideran probado que entre los años 2014 y 2015, el religioso -nacido en 1958- abusó sexualmente de una menor, que por aquel entonces tenía 16 años y un coeficiente “próximo a una capacidad intelectual límite” y su primo, de 20 años, que presenta “una discapacidad intelectual leve que le impide poseer un juicio crítico”.
En el transcurso de la vista oral, que se celebró a principios de febrero en la sección segunda de la Audiencia Provincial de Lugo, el procesado, para quien el fiscal pedía inicialmente 17 años de prisión, reconoció que perdió “el norte”, aunque matizó en su declaración que las relaciones con la chica habían sido consentidas y que con su primo nunca llegó a ocurrir nada.
Durante su declaración, el acusado también aseguró que “no sabía la edad” que tenía la chica, ni que fuese “menor”, porque por su físico era “difícil” deducirlo, al igual que la “por la forma de vivir” que tenía, porque “era muy independiente”.
HECHOS. En los hechos probados de la sentencia, el tribunal explica que el fraile conoció a la menor de 16 años en 2014 y contactó con ella a través de las redes sociales, “ganándose poco a poco la confianza de la misma” hasta que en septiembre de ese año consiguió que le acompañase a una casa de A Pobra de Trives con la creencia de que la contrataba para hacer tareas domésticas.
La joven, con el permiso de sus padres, accedió pero al llegar a la casa se encontró con que ya estaba todo recogido. Esa noche el fraile, “prevaliéndose de su superioridad manifiesta que le daba la diferencia de edad, su condición de religioso y la precaria situación familiar, personal y económica de la menor”, se metió en la cama en la que dormía la joven, la besó y comenzó a hacerle tocamientos. Cuando ella le pidió que parase, él desistió y se quedó a dormir a su lado, comentándole que se sentía muy solo y que necesitaba compañía. A la mañana siguiente, le dio unos 100 euros y regresaron a O Cebreiro.
En fechas posteriores, el religioso intentó durante dos meses sin éxito contactar con la menor, pero pasado ese tiempo la logró convencer para volver a la casa de Trives en noviembre de 2014. Allí mantuvieron el primer encuentro sexual. Entre esa fecha y febrero de 2015, volvieron a mantener varias relaciones íntimas, que tuvieron como escenario la sacristía de la iglesia de O Cebreiro, dándole diversas cantidades de dinero que en su conjunto sumaron unos 800 o 900 euros. Además, el procesado hizo diversas fotos de los encuentros sexuales.
Posteriormente, el procesado consiguió que la menor llevase a un primo suyo con una minusvalía psíquica del cuarenta por ciento a la casa de Trives. Aquella noche, después de cenar y beber dos botellas de ron, el religioso mantuvo relaciones con la menor y lo intentó con el joven, pero este le pidió que parase, lo que lo hizo desistir de sus intenciones. A la mañana siguiente, le dio 150 euros “para que callase la boca”.