La nueva restauración de la Virxe do Milagre en O Cebreiro reabre las dudas sobre su autenticidad, surgidas en 1971. ¿Es esa talla una reparación chapucera o la copia de la original?

La creencia en los milagros es una cuestión de fe. Hay testigos que afirman haber presenciado lo imposible y lo atribuyen a la omnipotencia de un ser superior. Llamémosle Dios. Entre este tipo de actos están las apariciones marianas, aunque parece que en el caso de las desapariciones de la Virgen, parece que la mano que teje la realidad es más humana que divina. Y si no, que pregunten a los fieles habitantes de O Cebreiro. La Virxe do Milagre ha sido llevada a restaurar recientemente, un hecho que irremediablemente hace que la vista se ponga en 1971. El año ‘milagro’. El año en que la talla que se fue volvió cambiada. Irreconocible. Distinta. Como si fuera otra. O, como dicen, porque era otra diferente.

La nueva restauración de la Virxe do Cebreiro ha dilatado una herida que nunca llegó a cerrarse. Ha puesto nuevamente una pregunta sobre la mesa. Ha hecho que el colectivo Patrimonio dos Ancares vuelva, por enésima vez, a preguntarle al Obispado de Lugo qué pasa con la imagen mariana.

El organismo que preside Xabier Moure considera que, aprovechando la reparación de la talla, es el momento de que se realicen las pruebas necesarias para datarla. Y, de paso, al Cristo que preside el prebisterio, cuya historia también tiene ‘milagros’ de por medio.

Os veciños consideran falsa a imaxe que se expón no santuario, asegurando que cando a levaron a restaurar no ano 1971, devolvéronelle unha mala copia da orixinal románica do século XII ou XII”, explica Moure.

La historia es sencilla. Se va una virgen y vuelve otra. Y las explicaciones posibles son dos: chapuza o robo.

“Á vista das escasísimas fotos históricas que se conservan comprobamos que, efectivamente, nada se parecen á imaxe actual polo que caben dúas posibilidades: que se trate dunha pésima restauración ou dunha irrecoñecible copia. E se é isto último, como cremos, onde foi parar o orixinal?”, se pregunta Moure.

La historia dice que ambas opciones están dentro del terreno de lo posible. El robo de tallas u otros objetos de valor y su intercambio por falsificaciones es tan antiguo como el propio comercio. Y las restauraciones esperpénticas cuentan con varios ejemplos sonados en el pasado reciente, solo hay que recordar el Ecce Homo de Borja o el escándalo que se formó en la parroquia pontenovesa de Conforto cuando su virgen dejó de ser su virgen.

Por eso Patrimonio dos Ancares pide que se realice la datación, el único modo de descubrir si, efectivamente, hay gato por liebre en la Virxe do Milagre o si Alfonso Sanmartín, el escultor compostelano al que se le atribuye la polémica restauración de 1971, fue simplemente negligente.

OBISPADO. El Obispado, por su parte, reconoce que Patrimonio dos Ancares tiene razón, y que lo óptimo sería datar la talla para saber si se trata de la original románica. El problema, como siempre, es el dinero.

“Facer iso é moi custoso, e se non hai recursos para unha restauración… Son moi caras, e imaxina todos os problemas que temos nós co patrimonio. Todo se fará, co tempo, pero agora non se pode afrontar todo”, explica el responsable de Patrimonio de la Diócesis de Lugo, César Carnero.

Se une a las sospechas vecinales y desconfía de la veracidad de la imagen. “O que si que está claro é que, evidentemente, a Virxe non está como estaba antes. E a min a sensación que me dá é que a imaxe é nova”, indica.

Otra cosa es el Cristo que preside el presbiterio en O Cebreiro, una talla gótica del siglo XV que protagoniza una historia ‘javiersierriana’ de museos fantasma y arte misterioso aunque, posiblemente, con un final mucho más feliz que el de la Virxe do Milagre.

“No seu momento falouse de que o que estaba no Cebreiro era unha copia porque o orixinal, segundo todos os traballos publicados e na propia páxina web do Bispado, atopábase no Museo de Escultura de Arte Sacra de Madrid. E non se atopa en tal museo porque, sinxelamente, tal museo non existe”, cuenta Xabier Moure.

Patrimonio dos Ancares decidió preguntar uno por uno en todos los museos madrileños, e incluso en el Museo de Escultura de Valladolid, para ver si había rastro del Cristo. Y ninguno tenía constancia del mismo.

“En Valladolid atendéronnos marabillosamente, e cando lle mandamos a foto, dixéronnos que, de ser unha copia, ten que ser unha copia boísima. O raro é que na propia páxina do Bispado, ata hai non moito, dicían que non era o orixinal”, cuenta el historiador.

Moure asegura que, según la información que han adquirido, el original podría ser de un tamaño inferior al que se expone en O Cebreiro. “Tamén necesita unha datación. E ir máis alá, porque de non ser os orixinais… Onde están os orixinais?”, cuestiona.

El responsable de Patrimonio de la Diócesis intuye que, en este caso, la imagen puede ser la verdadera. “Dáme a sensación de que o Cristo pode ser o orixinal. Visualmente semella iso”, explica Carnero.

La explicación a todo este embrollo se encuentra, probablemente, en un salón oscuro del último sótano del Museo de Escultura de Arte Sacra de Madrid.

Allí está la verdad de este y de todos los casos sin resolver del mundo. Si alguien es capaz de ir allí, que lo cuente.

 

Contenido (https://www.elprogreso.es/blog/section/a-montana)