Una pareja dejó la casa que tenía allanada, tras intervenir la empresa Desokupa, y otra la vivienda de la que adeudaba cuatro meses de renta ►Solo quedaría un tercer inmueble ocupado, en las inmediaciones del colegio público, por lo que los vecinos se sienten más tranquilos
Los vecinos de As Gándaras se han quitado un peso de encima. Los okupas de una casa y los molestos inquilinos morosos de otra han dejado libres ambos inmuebles. Su adiós se ha producido después de la presión vecinal, que lleva un mes movilizándose, y del anuncio hecho por el mediático dueño de la empresa barcelonesa de desalojo exprés Desokupa de que se desplazaría a la capital lucense para echar gratuitamente una mano a una de las afectadas. Ahora solo queda allanada ilegalmente en este barrio una tercera vivienda, que está próxima al colegio.
La primera pareja en poner los pies en polvorosa fue la que ocupaba desde hace dos meses una vivienda unifamiliar en la Rúa Agro do Monte.
Ya se marchaba el pasado viernes, pero este miércoles firmaba por escrito, ante el propietario de Desokupa, Dani Esteve, que desalojaba “voluntariamente” la vivienda a cambio de que no les denunciasen por esta usurpación.
PARTE DE INCIDENCIAS. La afectada, Margarita Reguera, tras cambiar la cerradura de la casa, aseguraba este miércoles que esta se encontraba “en mejor estado de lo que esperaba”. Aún así los muebles del salón estaban deteriorados debido a que los okupas los amontonaron a la intemperie en el exterior de la vivienda.
También causaron destrozos en puertas y ventanas, engancharon la luz y arrancaron el número del portal, el 51, que era de cobre. Además, consumieron toda la leña que tenía apilada para la cocina económica y se llevaron un televisor, una bombona de butano y la vajilla, entre otros enseres. A cambio, se olvidaron 24 litros de leche y una docena de botes de habas, entre otros alimentos; una impresora, una aspiradora y una muñeca, que la afectada dio a su perro, Tyson, para que jugase con ella.
Margarita Reguera, afectada: La casa estaba en mejor estado de lo que esperaba
La marcha de los okupas ha devuelto la “tranquilidad” a Margarita Reguera y a sus vecinos. Esta no pudo conciliar el sueño la noche anterior porque le daba vueltas a la cabeza pensando en cómo se iba a solucionar el problema.
Aunque la pareja se fue voluntariamente, la propietaria, que expresaba su agradecimiento a la intervención de Desokupa, reconoció que tiene “miedo a posibles represalias”, pues recuerda que el año pasado ardieron dos casas en As Gándaras tras irse los que las habían allanado ilegalmente.
Margarita Regueraaseguraba que los dos últimos meses ha vivido «bastante agobiada», debido a que “casi no dormía pensando que le estarían haciendo a la casa y cómo me la podían dejar cuando se fuesen”.
OTRO ADIÓS. También se marchaba, en este caso el sábado, la pareja que vivía arrendada en la Rúa Vagalume, que adeudaba la renta del alquiler de cuatro meses al dueño, un conocido subastero. Era la que se conocía como la casa madre, pues los vecinos de As Gándaras señalaban al cabeza de familia como el responsable de los allanamientos que se registraron en los últimos meses en este barrio. Aseguraban que reventaba las cerraduras de viviendas vacías, a cambio de 50 euros, para que se instalasen en ellas familiares y amigos suyos.
En esta casa las estancias quedaron sin muebles y destrozaron cristales de puertas y ventanas y el cierre perimetral de cemento de la finca, además dejaron basura abandonada.