Entre los años 2000 y 2015 se registraron en todo el mundo 664 ataques de oso pardo a seres humanos, el 14,3 por ciento mortales, una cifra que ha aumentado en los últimos años y que suele responder a una reacción defensiva de una especie cuyo comportamiento más común es evitar la presencia de personas.

Estos datos figuran en un estudio realizado por un grupo internacional de investigadores liderado por la Universidad de Oviedo, a través de Giulia Bombieri de la Unidad Mixta de Investigación en Biodiversidad, y por la Estación Biológica de Doñana-CSIC, a través del biólogo Javier Naves.

El informe analiza la información sobre los 664 ataques registrados en el periodo estudiado en toda el área de distribución de la especie, de forma que en Norteamérica se tuvo constancia de 183 ataques, de 291 en Europa y de 190 en Asia, aunque en este último caso con datos parciales.